La
verdad no sé en qué momento empecé a desear a los hombres. Lo que sí sé es que
mi homosexualidad se “intensificó” cuando estudié 2 años con solo hombres y era
amigo del grupo calificado como las locas de la Universidad Nacional.
A los 14,
estudiando en un salón de 35 estudiantes mixto, me di cuenta
automáticamente que me gustaban los penes y supe que no me interesarían nunca
más las vaginas. Desde esa edad tenía el radar de ‘ojo de loca no se equivoca’ pues mi mejor amigo del colegio resultó
siendo igual de marica a mí.
Eso lo supimos después de nuestra graduación, cuando cursaba
mis primeros semestres en la universidad. Nos reímos al hablar del más papasito de la U y del barrio. Hablamos de los
desfiles de Victoria Secret y de "Rebelde", la serie de televisión mexicana en la que nos
identificamos con Mía y Roberta.
Con
mi familia siempre era muy distante. Mi mundo de Maricón y mi mundo familiar.
Bueno y mi mundo de "hetero”. Mi
hermano se dio cuenta de que era gay porque vio las páginas porno gay
registradas en el buscador.
Creo
que llega un momento crucial para toda mamá que tenga un hijo gay. Si a los 18
años su hijo nunca ha llevado una mujer a la casa, hay razones suficientes para
sospechar. A los 18 años tuve mi primer novio y le hablaba a mis padres de mi
amigo: con el que me veían hablar todo el día
y quien iba a mi casa a visitarme varias veces a la semana.
A los 20 años con el único que había salido del Clóset era con mi
hermano. Creo que mi
puerta al mundo gay se abrió gracias a una persona que, ahora mismo es uno de
mis mejores amigos. Mi traga maluca.
Nunca
dije: " Mami, papi: soy cacorro". Un
día les conté que iba a salir con un hombre que conocí y esa fue mi salida de
clóset porque después empecé a contarles que me gustaba. Ellos preguntaban
quién era, qué hacía y cuántos años tenía. Lo típico. Y luego, cuando me vieron
llorar, creo que de verdad amaron más mi
homosexualidad porque ya me habían aceptado.
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